Tengo una pregunta para usted y otra para su puta madre.

Pero hombre, ¿es que no lo ve?,
¿no?
Pero oiga, ¿es que no sabe usted?,
¿no?
¿No sabe que no puede ser
un inútil?
¿O acaso es que no se lo cree?,
¿o qué?.
Yo, el rey. Los Enemigos.

Hola, amigos, ¡qué jodida es la crisis!… aunque más jodida es una campaña electoral en mitad del periodo pre-navideño que yo no sé si voy a votar a Papá Noel o tengo que darle mi carta a los Reyes Magos al interventor (o interventora) del PACMA en la mesa electoral en la que me corresponda celebrar la fiesta de la democracia.


Yo en realidad no sé ni si voy a votar, no me fio de nadie, os voy a confesar una cosa, además de en la Sra. Satanopoulas, que no me deja desconfiar de ella, sólo tengo confianza plena en otros tres españoles: en Pau Gasol, en la gitana que echó el mal de ojo a Fernando Alonso y, por encima de todos, en el endocrino de Rosa, Rosa de España, la de Operación Triunfo… al lío.

Hace unos días estuve a punto de  participar en una especie de debate electoral de esos en los que el público pregunta a uno o varios candidatos y luego ellos contestan lo que les sale de la polla. Finalmente no pasé el filtro, no entiendo el criterio que siguen, pero algo no huele bien…

Todo empieza en verano cuando mi hijo Josemi se comió un Pirulo Tropical, en el envoltorio venía un código QR, como yo soy un poco friki saco el móvil y leo el código, Vale por participar en un debate electoral… se que suena a coña, pero fue así, sorteaban cosas como darle una hostia a mano abierta a Florentino Pérez, depilar el bigote a la Pantoja con láser, nadar entre tiburones de la mano de Falete o que Alex Ubago te dedicase una canción y te llevase el desayuno a la cama… marketing experiencial lo llaman…

El caso es que el jueves pasado me llaman, me dicen que antes de participar en el programa tengo que hacer unas pruebas, nos sientan a 25 o 30 personas en el plató y una redactora dice que nos hagamos a la idea de que estamos ante los candidatos y que cuando ella nos diga hagamos una pregunta, después de tres o cuatro preguntas típicas, paro, corrupción, educación y esas cosas; me toca a mí…

– Buenas tardes, tengo una pregunta para ti y otra para tu puta madre.

– Oiga usted, un poco de educación y respeto, que se supone que está hablando con personas honorables ante millones de telespectadores.

– Vale, vale… empiezo… tengo una pregunta para usted y otra para la puta madre de usted.

– Eso es otra cosa, dígame… Alfonsas, ¿verdad?… que desea saber de mí y de mi puta madre.

– Tengo varias preguntas que hacerle, la primera tiene que ver con un tema que nos preocupa a los españoles (aunque lo seamos de adopción, como es mi caso), ¿apareció el perro Mistetas?, ¿no le parece que la opinión pública debería saberlo?, ¿qué se ha hecho para dar con su paradero?

– Pero, ¿qué tipo de pregunta es esa?

– Las preguntas que realmente importan a la gente, ¿por qué el padre del niño que gritaba tan fuerte mató al pregonero?, ¿a cumplido su pena integra el asesino o ya está en la calle para seguir matando a gente con oficios casi extinguidos?

– Pare un momento…

– Los cojones, queremos saber, ¿quién puso en Compact Disc de Mozart en la caja de galletas?, ¡qué pedazo de boca tenía que tener el puto niño!, ¿se han tomado medidas contra el cabrón que escondió allí el disco?, ¿a que si en vez del compact de Mozart meten un USB con la discografía de Melendi no daba tanta risa?

– Al final llamo a seguridad, Sr. Satanopoulas…

– ¡Qué incomoda es la verdad! – yo ya me había metido en harina, no era consciente que allí ni había candidatos ni que era un ensayo- ¿han dejado de ladrar ya los perros del Curro?, ¿puede ya dormir el pobre chino? ¿se vio forzado a depilarse el ojete para nada? ¡Cuanto racismo! Si llega a ser español sacrifican a los putos perros.

– …

– Y qué me dicen del tráfico, se sabe ya dónde se mató la niña de la curva, eso no interesa ¿no? Pues allí hay un punto negro, que  estará mal peraltada la curva y la DGT por ahorrarse cuatro duros está poniendo en peligro la vida de más personas… Seguro que han puesto un radar y a tomar por culo, claro, si sólo les preocupa recaudar.

– ¿Acaba ya?

– ¡Una polla! Tanto que os preocupa la gente ¿se hicieron inoxidables los amigos del cartel? ¿Ha intervenido el Seprona para descubrir quien tiró el Rolex en el bosque en que los dos vascos andaban buscando setas? Eso es un atentado ecológico del copón, ¿usted, o su puta madre, saben lo que tarda en degradarse una colilla? Yo se lo digo, diez años… imagínese un Rolex… algo más seguro… ¿A qué río va a lavarse el chocho Caperucita? ¿Tampoco de eso sabe nada el Seprona? Porque a ver cómo es el pH del parrús de la moza, que como varíes la acidez de un río te cargas flora y fauna y dejas el río peor que la piscina de pequeños del polideportivo de Chernobyl.

– Ya vienen los de seguridad, menos mal.

– Una última pregunta… en el hipotético e improbable caso de que después de tanto preguntarlo alguien se entere que ese culito pasa hambre, ¿cómo deberíamos actuar los ciudadanos concienciados y responsables de este país? ¡¡¡¿Coooooooooomo?!!! – estas últimas palabras las pronuncié mientras dos seguratas me hacían la mítica presa hombro-codo.

– Acompáñenos, por favor, no organicemos un espectáculo.

– Tranquilos, a mí no me echa nadie, me voy yo… pero antes voy a decir una última cosa… ¡Olvide la última pregunta! Ni se moleste en contestar… en cuestiones de hambre yo sólo tengo oídos para el endocrino de Rosa de España.

– Adiós.

– Adiós, a ti y a tu puta madre.

Buen fin de semana, amigos. Que la fuerza os acompañe.

Photo credit: Stéfan

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