Hay que volar libre al sol y al viento
Repartiendo el amor que llevas dentro
Ama, ama, ama y ensancha el alma – Extremoduro – Manolo Chinato
Han lanzado mis hijos una ofensiva (¿definitiva?) para meter en casa un nuevo inquilino en forma de perro, no está la señora Satanopoulas por la labor y la verdad es que yo estoy por la labor de lo que diga mi señora… que tampoco quiero hacerme daño a mí mismo.
Andan madre e hijos en sus batallas y negociaciones, que si tal o cual raza, que si compra o adopción, que si macho o hembra, que si no importa si es un cachorro o no lo es, que si pa’quí que si pa’llí… yo por mi parte he decidido tirar por los clásicos y he llamado a mi amigo el Villegas, que desde que tiene perro, dice que es más feliz, se siente más persona y que, de hecho, hay perros que son mejores que algunas personas… tremenda gilipollez, porque también hay personas que son mejores que algunos perros y no por ello lo vas diciendo a quien te quiera oir; incluso, como es el caso de mi amigo Villegas y otros amantes del perrerío, a quien no lo quiera oír.
El caso es que me invita Villegas a su casa para darme su visión sobre la adopción cánida y otros asuntos… y allí me colé y en su casa me planté, mascarilla para todos y algo de hidrogel… en la puerta me recibe Roscoe, el perrete de Villegas, ladrando como un auténtico hijo de puta y tratando de follarme tibia, peroné, gemelos y lo que alcanzaba con su pequeño y sonrosado ciruelete…vamos, lo que lleva haciendo desde que entró por la puerta de la casa de Villegas, intentar follarse todo lo que está al alcance de sus cortas patas.
Que un perro te intente follar las extremidades inferiores tiene su gracia, menos cuando consigue eyacular… y menos todavía si vas en bermudas, te resbala la chirlota y se te cuela entre el pie y el playero, que eso se seca y luego no hay quien se descalce al llegar a casa, que como vayas sin calcetines te toca meter los pies al baño maría y ver si eso funde sin que te abrases… amén de como te queda el vello de la pierna, que tienes que tirar de Karcher y encerado especial en la gasolinera con lavacoches más cercana para que eso quede en condiciones, salvo si vas depilado, que con una toallita lo dejas limpio y reluciente. Esto último también tiene sus contraindicaciones, pues el perro se ve reflejado y como se vea guapo, otra vez que te quiere follar la pierna y entras en un bucle del que es dificil salir… en fin, vamos al lío.

Me recibe Villegas en su salón, me voy a sentar en el sillón, abarrotado de bonitos y coloridos cojines que decían “ven, Alfonsas, y échate una siesta como si estuviesen echando en Teledeporte la etapa del Aubisque del Tour del 85… ven a babernos… ven…” y me dice que no, que ni de coña, que mejor en una silla… él hace lo mismo y le comento las dudas perrunas que me ocupan, es claro y taxativo.
– Adoptado, chucho, macho y follacojines… como mi Roscoe.
– Desarrolla el tema, por favor, Villegas – le dije poniendo en riesgo mi integridad y dispuesto a joder la tarde escuchando alabanzas al pequeño Roscoe, que andaba en ese momento intentando follarse al Roomba que, impasible el ademán, procuraba limpiar de manera inteligente la casa.
Y esto, más o menos, es lo que vino a contarme…
Roscoe es un perro maravilloso, no es bonito, en su mezcla de mil razas ha ido cogiendo lo peor de cada una, menos la del semental de toro charolés que en algún momento se cruzó por allí y que, como puedes observar, aportó la singular característica de que Roscoe tiene unos testículos descomunales, siempre llenos de amor (perruno, por supuesto) y que mi pequeño peludete reparte sin pudor ni freno entre todos los seres que le rodean… esto, que en principio fue un problema, ha tornado en virtud, pues estamos monetizándolo y ahora tenemos un sobresueldo en casa que nos viene de cojones (y nunca mejor dicho).
– No me puedo creer que este elemento os esté haciendo ganar dinero.
– Pues sí, amigo, sí…
– Cuenta, cuenta…
Me cuenta Villegas que quiso la providencia que en una visita al Ikea de Arroyo de la Encomienda, su señora se encaprichase de unos cojines Sånglärka, diseñado por la insigne Stina Lanneskog, con su delicioso estampado flor azul/blanca y se llevó tres para casa… Roscoe cayó enamorado de los tres y se dedicó a fornicar sin descanso con los tres cojines…
– La naturaleza es sabia, y como algún operario olvidó esterilizar uno de los cojines, a los 5 meses, teníamos una docena de cojincitos…
– ¿Cinco meses?
– Sí, parece que es el perido de gestación del cojín nórdico…
– Nunca te acostarás sin saber una cosa más… ¿y lo de la monetización?
– Pues mi señora, que es una lince y se ha dedicado a buscar otros cojines sin esterilizar en el Ikea y ahora tenemos un criadero. Y la famosa multinacional sueca nos los quita de las manos por no sé que tema de responsabilidad social, economía circular y esas hostias.
– Joder…
– ¿Por qué te crees que no te he dejado sentarte en el sofá? Te presento a mis nietos perrunos Omtänksam, Harört, Ljuvare, Vänderot, Turill, Ullkaktus…
– Hola, bonitos…
– Joder, ya puestos, llévate uno…
– Cojines no, pero ¿almohadas tambien preña?
Para casa me fui, sin cojines ni almohada, parece ser que su periodo de gestación es de 17 meses y es menos rentable su cría, sin saber muy bien si quería un perro follacojines, pero con la esperanza de, en unos meses, tener una camada de pantalones Dockers, pues el puto Roscoe, después de dejar el Roomba como un anuncio de leche condensada La Lechera, se folló mis dos gemelos con tal fruición, que los pantalones están para tirar y llevo tres sesiones de fisioterapeuta a ver si puedo volver a andar con normalidad.
Benditos seáis todos, que la fuerza os acompañe siempre y en todo lugar… podéis ir iPad.
Photo Credit: Chris Blakeley en Flickr