Ha llegado a su localidad el maestro, guía espiritual, lo que viene siendo el gurú, el gurú, el gurú, el gurú, ha llegado a su localidad el gurú, oiga, el gurú…
Se manda, se dispone, se dice quién bebe y se dice quién come, se dice cuanto se debe y si hay que poner bote… pues se pone. Se trae en nuestra mano lo bueno y lo malo, al feo no que nos lo hemos olvidado, también traemos la gracia y el garbo, que por esas cosas del destino, están de nuestro lado, oiga.
El gurú, el maestro, el guia espiritual, oiga, el gurú, el gurú, aproveche esta fantástica oportunidad porque ha llegado a su localidad el gurú, el gurú, el gurú… El gurú oiga… ha venido a joderle la siesta y reventarle la tarde el gurú.
Se tiene la fuerza y la propiedad de la ondas, de las Bultaco, las Suzuki, las Ducati y de un revolver Colt Anaconda. Le traemos la clase y el encanto, sabemos qué hacer, que decir y conocemos perfectamente dónde deben de ir.
El gurú que domina, ha llegado a su localidad el gurú que dirige los pasos de los que caminan, el gurú que manda, que dispone, el gurú, el guia espiritual que domina y dirige los pasos de los que caminan, los que corren, los que van en bici y de los que de todo opinan.
Se levita, se levita y por cojones se tiene que levitar para que les permitamos descansar, no tiene que hacer nada, solo mirarnos, sentados en nuestras alfombras, en nuestros colchones de latex, viscolasticos, porosos o por hijodeputas, volamos sobre las cosas.
Se sonrie, se derrite a los hombres que se acercan y a las mujeres que usan lentillas, gafas bifocales, de lejos o de cerca… se anuncia la importancia de que aprendan a querernos, que nos pueden abrazar, dar caricias y, en casos excepcionales, lamernos… Volar, volar, por cojones vais a tener que volar si a nuestra fragoneta queréis alcanzar.
Ha llegado a su localidad el gurú, el que manda, el que domina, el maestro que dirige los pasos de los del pueblo, los veraneantes y sus familias… el guru, el guru, el guru… ya está aquí y por unas pocas horas el gurú, ¡el gurú oiga!
Con todo el cariño para Raúl, Carlos, César, Jaime y yo qué sé
cuántos amigos más que se han desgañitado conmigo
cantando este temazo de Los Ronaldos.
Photo credit: Eric Constantineau