PERSONAS, así, con mayúsculas.

 Vuelve, y es la tercera vez, a “de Grecia, de Pucela, del Infinito y de más allá” , uno de mis mejores amigos, con nosotros el autor de Desde Libia con amor, con el permiso de Don Jesús y mío, Jaime se sale del tono habitual de este blog para contarnos otro sueño, os puede gustar más o menos lo que soñó, por favor, leedlo hasta el final, este es mi blog y los prejucios y el fanatismo, del lado que sean, se dejan detrás de las tres uves dobles…  ¡¡dale, amigo!!

Hoy como de costumbre he vuelto a tener un sueño.

Empiezo mi jornada, al minuto cinco, sólo escucho insultos, escupitajos, las piedras pasan junto a mi cabeza, un adoquín impacta en la cara de mi compañero de la izquierda. Escucho, ¡retroceder! Siguen volando piedras, tornillos, cohetes. Vuelvo a escuchar ¡hay orden de no intervenir!

– ¿Y por qué? – me pregunta otro.

– Yo qué cojones sé, sólo estamos aquí para recibir golpes.

– Pues yo me voy, que les den por culo, a los cafres que nos están agrediendo y a los cafres e indeseables que nos mandan.

– Pero ¿qué coño haces? Te van a expedientar, te van a suspender de empleo y sueldo.

– Que me voy, que tengo mujer y dos hijos pequeños, que esto lo estarán viendo por la televisión, que la Sexta está disfrutando de esta batalla.

– Joder… pues si tú te vas yo me voy contigo, ¿no tendrás una pañuelo blanco?

– Claro, toma.

Mi amigo y compañero extiende el pañuelo y lo coloca en la porra simulando una bandera. Empieza a ondear la bandera blanca. Los cafres flipan, uno de los cabecillas ordena parar el lanzamiento de piedras. El resto de los compañeros de mi grupo alucina con la situación, pero se relajan. Un silencio estremecedor, pero a la vez fantástico, se apodera de la calle. Mi compañero con la bandera en la mano, se quita el casco, deja el escudo en el suelo y da dos pasos para adelante.

Al mismo tiempo el que parece ser el cabecilla de los agresores comienza a caminar hacia mi compañero. La calle sigue en silencio.

Una vez que llegan el uno al otro, comienzan a hablar, pero nadie escucha lo que se dicen, fueron aproximadamente cinco minutos interminables, dos PERSONAS, una frente a otra, hablando en PAZ. Pasados esos minutos, todos vemos como se funden en un fuerte abrazo regresando cada uno hasta su lado de la batalla. De repente vemos como el cabecilla parlamenta con su gente, los cuales empiezan a quitarse sus capuchas y pañuelos que les cubren la cara. Nosotros al ver esto hacemos lo mismo, dejamos todos los cascos y escudos en el suelo. De repente alguien empieza a aplaudir, todos comenzamos a aplaudir, muchos con lágrimas en los ojos, y todos sorprendidos pero felices.

Nos retiramos, nos metemos en la furgoneta y nos marchamos.

– ¿Pero qué os habéis dicho?, yo le pregunto.

– Pues qué le voy a decir, que luchamos por lo mismo, por el trabajo, por las injusticias, que somos trabajadores con un sueldo humilde, que tenemos hijos en su misma situación, en paro, estudiantes sin beca, que a muchos de nosotros nos ha quitado la casa el banco por no llegar a fin de mes, que estamos de acuerdo con la mayoría de sus reivindicaciones, solo que no nos parece la forma de reclamarlo, que “lo que se obtiene con violencia, solo se puede mantener con violencia” , que “nadie puede pensar y golpear al mismo tiempo”, que nos podemos parar a pensar y lo mismo llegamos a un acuerdo para luchar juntos pacíficamente por los mismos objetivos comunes.

– Qué grande eres.

Me despierto de mi sueño.

– ¿Dónde estoy?

– Está en el hospital, ayer te abrieron la cabeza de una pedrada, te han dado 17 puntos. Y debes de tener algún daño cerebral, pues mientras estabas inconsciente has empezado a aplaudir.

– No te preocupes, estoy bien. Ha sido un mal….. digo un BUEN SUEÑO.

imagen post 3 jaime

 

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