Mi amigo de la infancia Fermín del Mundo tenía un grave problema, era un blasfemo patológico, su irreverencia, faltas de respeto e injurias hacia lo sagrado eran en reiteradas y le estaban llevando a tener cada vez más frecuentes problemas con la familia, en el trabajo, en el AMPA del Colegio, en el grupo de Whatsapp de primos lejanos… había llegado a un punto de no retorno.
– Fermín, tienes que tomar medidas.
– Pasa de mí, tío, que yo controlo.
– No, no controlas, tienes que reconocerlo, deberías ponerte en manos de gente que sabe de esto y salir de esa perniciosa espiral autodestructiva en la que estás metido… ¡Mecagüen Rosh!
– Y en la Virgen de Motocross.
Quiso la casualidad que viesemos en el Nuberu un cartel que anunciaba la celebración del Congreso Intermacional de concienciación contra la Blasfemia Patológica: Uno no blasfema si DIOS NO QUIERE en la Feria de Muestras de Valladolid y decidimos acudir.
Cuando llegamos a la puerta aquello estaba petado.
– Buenos días, ¿su entrada? – dice el portero.
– No, no tenemos, pero mi amigo tiene una gran necesidad de acceder – digo yo.
– Es que el aforo es limitado y lleva completo semanas.
– Por favor, mire a ver… quizá haya habido anulaciones de última hora.
– Bueno, no lo creo, pero lo haré por ser usted, Sr. Satanopulas, soy seguidor de De pollas y paredes. desde pequeñito.
– Gracias amigo…
El tipo revisa el ordenador y se gira con una sonrisa de oreja a oreja:
– Bueno, pues han tenido suerte, veo que hay anulaciones… caben dos.
– ¡¡Y en los cuernos de Cristo!! – contesta Fermín a voz en grito.
– ¿Mejide? – responde el portero intentando disimular.
– Por supuesto que le sigue y yo detrás, pero usted primero, amigo mío.
Así estamos… que la fuerza os acompañe, podéis ir iPad.
Photo Credit: Eric Constantineau