Vuelven las colaboraciones de mis amigos “de Grecia, de Pucela, del Infinito y de más allá” hoy se une a mi blog la autodenominada «prosista polingonera»… mi amiga… (redoble de tambores)… Encarni… ¡¡dale hermosa!!
Pues aquí estamos, lo prometido es deuda y del dicho al hecho…
Hace un tiempo que el Sr. Satanopoulas me invitó a colaborar en este blog suyo, del que soy seguidora incondicional. O más bien, adicta a sus historias, que alguien muy cercano a mí definió como lírica verosímil. Un tipo creativo el señor Satanopoulas…lo que nos hemos reído y ¡¡lo que nos queda, oiga!!!
Todo un honor, caballero, aunque también un reto. Al lio, ¿no?…¡¿o qué?!
Me presento. “Lo mío” es algo así como una prosa polingonera, lo que yo llamo mis monólogos pa’dentro, useasé, pensamientos o desvaríos sacados de quicio que me atrapan y me entretienen, que empleo como terapia en un intento de controlar esa parte dañina de mi apellido y que, la mayoría de las veces, ni digo en alto ni escribo…afortunadamente.
Me gusta catalogar cosas y personas (y/o partes de ellas) y también tengo tendencia a inventarme vidas, las de los demás, la de cualquier desconocido: ese tío que se detiene junto a ti en el semáforo, esa otra parejita en un bar, la señora que está pidiendo delante de ti en la frutería… Seguro que habéis jugado alguna vez a esto. Pues bien, yo no puedo evitarlo, es un “deporte” que practico todos los días. Aparte de esto, tengo otras “manías” como escribir muchas comillas, paréntesis y puntos suspensivos… pero bueno, ese es otro tema…
Los espacios y situaciones para catalogar e imaginar vidas pueden ser infinitos, pero actualmente el políngano y el gimnasio (¡es un no parar!), son mis principales fuentes de inspiración. Algún día puede que os cuente los tipos de mujeres que hay según su forma de depilarse, o no, la parte externa de su aparato genital. O lo que es lo mismo, mi clásico inventario “el coño de la Bernarda”. Pero hoy no, me parecía un poco fuerte…
Hoy quiero compartir con vosotros a ese grupo de personas que nacen (o eligen como opción vital, que también los hay…), como si hubieran sido concebidos por el tradicional, eficaz (depende paqué) y convincente método anticonceptivo de: “sólolapuntita”. Yo les llamo, cariñosamente, “Suipis”. A lo largo de mi vida me he encontrado con muchos, tengo una especie de imán, al parecer. Estoy segura que os va a sonar…
En el top de los nacidos bajo el signo de “sólolapuntita” (y no hablo del peculiar video de Torbe, ya estáis tardando…) para mí sin duda están los músicos de clásica. Poseen incluso la capacidad de caminar como fingiendo un orgasmo, ¡tremendo! Pero dejémoslo ahí, este es un colectivo muy particular, da para un desbarre completo…
Vale, aterrizando. ¿Qué es un suipi y qué tipos hay?.
Lo primero que hay que saber, es que el síndrome del “suipismo” o de “sólolapuntita” afecta a todos los ámbitos de la vida y de la forma de ser del individuo en cuestión. Es un trabajo a jornada completa, 365 días al año y por tiempo indefinido (muy apropiado para estos tiempos…, la cuelo ahora sí o sí,…”¡¡Qué jodida es la crisis!!”).
Son personas que viven en su mundo, son o creen ser unos incomprendidos, siempre que pueden andan descalzos, se sientan en posturas imposibles, leen en parques o mientras pasean, beben de ciento en viento porque el alcohol les sienta muy mal, es decir, sus borracheras son de las chungas (¡huye!). Emplean dichos que molan cantidubi, es decir, de hace la peramurcia, todo tipo de muletillas (¿me sigues?) y nunca podrás imaginártelos comiendo una hamburguesa o tirándose un pedo. En ocasiones su aspecto exterior puede ayudarnos a identificarlos: visten desactualizados o desubicados (por ejemplo, les encantan los gorros de lana 100% natural, las mangas largas ocultando sus manos y los jerséis de angora y cuello alto, en cualquier época del año…). No se peinan ni se despeinan, ellas suelen tener pelo lacio, a ser posible raya al medio (donde cae) y ellos son más del estilo pelofosco (también conocido como peloenratao)
Sí señores, un suipi es sencillamente un lánguido. Es ese colega o conocido con cara de mapache, un poca sangre, ese tipo con expresión de me hace falta un Activia, ese que te da la mano floja y al que no te atreves a abrazar por miedo a que se rompa. Todos tenemos al menos uno en nuestra vida (y si no, deberíais, algunos pueden llegar a ser muy divertidos, si consigues que no te saquen de quicio…).
Pero cuidado, hay muchos tipos de suipis, unos más insoportables que otros. Por decirlo con un eufemismo, es cuestión de feeling. Para mí hay algunos especialmente insufribles, me dan cierta grima, no lo voy a negar… Pongamos algunos ejemplos por todos conocidos:
Suipis a los que les falta un hervor (es una tipología contradictoriamente compleja. Ejemplos muchos, la lista de futbolistas es larga, lo voy a dejar así…)
En el podio de los lánguidos cargantes: Bunbury, los Pereza y los “indies”. Todos ellos son de los que se corren cuando hablan, hacen pausas interminables, usan palabras de cuatro sílabas e incluso más (aunque no sepan su significado) y frases largas con muchas relativas y subordinadas.
Suipis soporíferos: Nadal (lo siento, será un crack, pero un soso de co…), Jordi Hurtado, J.Drexler (me abuuuurrrooooo), Bimba Bosé, Amaral…etc.
Y por último, aunque no están todos los que son…, las suipis de manual, que habitualmente son tías (qué se yo!). Ocupando las primeras posiciones, sin duda: Christina Rosenvinge y la Russian Red. Mis disculpas a sus seguidores, no puedo con ellas.
Como dijo no recuerdo quien… “Los elefantes son buena gente, pero son pesados”
Ya sabes, las cosas como son…
Genial!!!!!!!!!!!!!! jajjaja…. Esperando “el coño de la Bernarda” como agua de mayo (y miedo me da decir esto….)