Repitiendo en “de Grecia, de Pucela, del Infinito y de más allá” , uno de mis mejores amigos, con ustedes el autor de Desde Libia con amor… (redoble de tambores)… con el permiso de Don Jesús, Jaime… ¡¡enorme!!
Hoy he vuelto a tener un sueño. Me encontraba haciendo cola en una gasolinera. Una gasolinera naranja. Llego al surtidor y allí me encuentro a Naranjito, él era el gasolinero o dicho mas fisnamente, él era el empleado de la estación de servicio, que cojones (el gasolinero). Y a todo esto me doy cuenta que los surtidores no son de gasolina, son de zumo de naranja. Le pregunto a Naranjito, sin salir de mi asombro y él me contesta con la gracia que le caracteriza, «¿Va uzzte a echar navelate, clementina o sanguina?»
– Joder y yo qué coño sé. Hasta hace un rato mi pequeño Opel Corsa funcionaba con super.
– Entonces le echamos navelate.
– Venga, ¿a cuanto está el litro?, pregunto yo.
– A 50 centimos el litro.
– Joder qué bien, pues LLENO POR FAVOR (recordando a Alfredo Landa).
No las tenía todas conmigo, era muy extraño, había surtidores de zumo de naranja navelate, de naranja clementina, de zumo de limones para los camiones “pareado” y sin haberlo “preparado”, y encima barato, barato.
Pago, arranco y marcho, el Corsita como una seda, qué felicidad, y parece que huele a azahar, ya era hora, España sale adelante, se van a cagar los de la OPEP. Llego al primer cruce y ……… se estampana contra mi un vehículo que se ha saltado un ceda. Ohhh my God, es Don Jesús (pincha para conocer su historia).
Despierto, no estoy en España, estoy en Trípoli, en una gasolinera, echo gasolina a mi querido Corsita, pago, ¡3 euros llenar el depósito!, joder qué diferencia. Llego hasta una cafetería, Mohamed me pregunta que voy a tomar y como no podía ser de otra manera le digo “Un zumo de naranja”.
