Microrelatopoulas de chalequitos fosforescentes, carpetillas y boligrafitos.

Estaba un poco confundida, “la sobremesa me confunde” pensó. Allí aparecían otra vez, los jovencitos con sus chalequitos fosforito, con sus carpetillas, con sus boligrafitos, con sus historias… ¡qué pesados!, ¡llegó la hora de ajustar las cuentas de una vez por todas!, ¡a por ellos!

– Buenas tardes…

– Buenas tardes majo – contestó ella y se paró, cosa que nunca hacía, pero estaba rumbosa– hoy sí que tengo esos minutillos que me reclamáis todos los santos días – dijo, brazos en jarras- que sé lo que me vas a contar, que si tu ONG, que si mi ayudita, que si los negritos, que si los tontitos, que si mis cojones treintaytres… que esto no es más que un negociete y que tú eres un daño colateral, que tienes que aguantar el sol inmisericorde en verano, el frío que se mete en los huesos y que no te sacas ni cuando llegas a casa y te duchas con agua hirviendo, pero jovencito, os tenemos calados, esto es el montaje de unos pocos y…

– Disculpe, se está confundiendo… – interrumpió el joven.

– No majete, no, el que estás confundido eres tú… – atajó ella con la seguridad que da el saber que La Razón siempre estará de tu parte.

– Doña Esperanza, soy un Agente de Movilidad y tiene aparcado el coche en un lugar prohibido, interrumpiendo la circulac…

– Putos rojos, estáis en todos lados, antisistemas de los cojones, perroflautas pulgosos…

– Señora, por fav…

– Sabes lo que te digo que te vayas a Cuba si tanto te gusta y… y…y… ¡¡viva el vino!!

Y así pudieron ser las cosas… probablemente no… seguro que no…

Buena semana amigos, que la fuerza os acompañe.

Photo Credit:  Alexander Becker

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