Nariz de oro… de sangre y oro.

Esta entrada fue publicada por primera vez el 22 de Noviembre de 2013, dedicada a mi compi Elías que a veces aguanta mis desvarios y me enseña como mimar la burbuja y los destilados, macerados y otras historias… Hablamos de sorprendentes reencuentros, buen olfato,  juegos de adolescentes, novias robadas… y así.

Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… pero bueno siempre hay quien se rasca un poco el bolsillo para darse un lujo, un capricho o lo que sea… el tema de los productos gourmet, lo premium… sigue ahí.

La semana pasada estuve en el FIBAR, la Feria Internacional Cocktail Bar de Valladolid a ver al amigo Elías, y según me servía un Gintonic de Hendrik’s con su maestría habitual, escucho una voz a mi espaldas… al lío.

– Coño, el mismísimo Alfonsas, el «Guti del Peloponeso», ¿qué pasa mariconazo? – dice una voz a mis espaldas.

– ¿Perdón? – me vuelvo, sorprendido, y me encuentro con un tipo cuya cara me suena, vestido como un pincel, cráneo afeitado, gafapasta y un espectacular brillante en una oreja… el caso es que la cara me era familiar.

– ¿No te acuerdas de mí? ¡Que soy el Brian! (¡¡leer Brayan, desde ya!!).

– Hostias, Brian… Brian Eno… ¡a mis brazos, cabronazo! – resulta que sí, que era el Brian, al que llamábamos Brian Eno homenaje al mítico músico (¿?)… y nos fundimos en un épico abrazo.

– Joder, cuánto tiempo…

– Veinticinco años justos, desde que le quitaste la novia al Toño, tu mejor amigo… él juró matarte y tú te diste el piro, tron.

– Cierto, total para que a los dos días me dejase para entregarse a Jesús.

– No, si la que sale puta…

– Se metió a monja…

– Peor…

Y así, entre “combinao” y “combinao”, me fue contando Brian su vida, cómo se había ido a vivir a Logroño, de qué manera se forjó su afición por el vino, y al final una cosa llevó a la otra y ahora era un enólogo de mucho éxito y un sumiller de renombre mundial, un crack en lo suyo… un cachondo que en su tarjeta sólo pone BRIAN ENOlogo.

El caso es que el tío siempre tuvo un olfato fino, me acuerdo que teníamos un juego cojonudo, uno de nosotros se tiraba un pedo y él adivinaba quién había sido, qué había comido y hacía cuanto… ¡acojonante! Después decidimos ganar un poco de dinero, ganamos unas cuantas apuestas, hasta que un tipo que perdió una pasta se encabronó y dijo que el truco era que le hacíamos señas y demás… y tuvimos que hacer una «cata ciega», el tío, que andaba picado, dijo entonces que los reconocía por los sonidos… y lo que hacíamos entonces era que Brian se salía de la habitación, nos tirábamos los pedos en una bolsa hermética y la cerrábamos rápidamente, y luego el colega entraba, abría una a una las bolsas, los olía y seguía sin fallar… el cabrón de su amigo Toño (al que posteriormente quitó la novia) no tuvo mejor idea que hacer lo típico de quemar el pedo con un mechero… y a la bolsa. Brian abre la bolsa y dice:

– Toño tío estás podrido… te comiste unas Patatas al Remolino en «El Málaga» ayer por la noche y devuelve el ZIPPO a tu hermano, que como se entere que se lo has vuelto a coger te va a abrir la cabeza.

¡¡¡La hostia!!!

El caso es que Brian estaba en Valladolid para dar una «Master Class de Cata de Vinos Exóticos» y nos invitó a la mi señora y a mí. Por cierto, hoy cumple años la Sra. Satanopoulas como no quiere que revele datos de su intimidad ahí lo dejo…

Ayer asistimos encantados a aquella cata dirigida por nuestro amigo, ausente durante tantos años… ¡joder y que nos invitaba a vinos!, ¡a vinos exóticos!. A mitad de la cata empieza a presentarnos un magnífico vino de la Ribera del Struma:

– Este vino de la pujante Denominación de Origen de la Ribera del Struma, es un excelente vino griego… de capa media-alta, rubí con ribetes caoba, glicérico, con mucha lágrima. Exuberante nariz a fruta roja salvaje… reminiscencias de arándano y grosella, tal vez; notas de madera firmemente integradas, de gran rotundidad. En boca complejo, carnoso y puro, presente pero no agresivo, con taninos bien pulidos y largo final…

En ese momento, de entre el público salta un interfecto, se acerca a grandes zancadas y le atiza dos tortazos a mano abierta que hicieron tintinear todas las copas de la sala:

– ¿Y qué?, ¿a qué te han sabido estas? – pregunta el agresor, Brian se queda en silencio, entrecierra los ojos, suelta aire lentamente por su maltrecha nariz y dice:

– He notado el color de la ira, con tonos de mala hostia… deben ser glicéricas, porque mira que lagrimones me caen. En nariz el dolor es llevadero, con notas de rabia y rencor. En boca me sabe a venganza, mala sangre y resentimiento… este diente se me mueve.

-¿Y el retrogusto?, ¿qué pasa con el retrogusto?, pedazo de cabrón.

– Me vienen unos ligeros matices de que no me has perdonado que te quitase la novia hace más de 20 años… ¿Toño?

– ¡Qué grande eres mamón!, ¡qué olfato!, así no me extraña que hayas llegado donde has llegado, ¡a mis brazos, cabronazo!

Buena semana y que la fuerza os acompañe.

Photo Credit: Oregon Department of Agriculture

3 comentarios en “Nariz de oro… de sangre y oro.

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