Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… es tan jodida que no nos podemos parar a pensar en las cosas importantes de la vida… por ejemplo, ¿qué coño tienen en la cabeza los publicistas de marcas de perfume?, ¿qué se meten?, ¿por qué no comparten?…
Si un día alguien me supiera explicar un anuncio de perfume (lo que ha sido colonia toda la vida), no sé si pediría para él un Premio Nobel o un exorcista… al lío.
El martes me llama mi amigo Brian, el enólogo, aquel que reentró en mi vida en “Nariz de Sangre y Oro” para invitarme a cenar al restaurante de Ferrán Damián, el chef top de Tierra de Campos, que presentaba un concepto innovador de cocina de autor… yo, evidentemente le dije que sí, la Sra. Satanopoulas (con mucho más criterio que yo), evidentemente y después de la que nos montaron los dos elementos el día de “Amor, odio, colesterol y toxoplasmosis”, dijo que no… Clara, la esposa de Brian (leer Brayan desde ya), que tampoco…
Llegamos y nos recibe Ferrán Damián en la puerta, nos sentamos y nos habla del “Body Cooking”, su nuevo concepto de cocina de autor, “se trata de aprovechar los productos de temporada, los frutos típicos de nuestra tierra y los instrumentos que nos presta la naturaleza…” ¡maravilloso!… “de vino os voy a traer lo que me salga de los cojones, que tu Brian tienes muy mal beber”.
Empieza la “cena”, por decir algo…
– Vamos a empezar con una tapita: “Uñas del chef, con su tierra de arrancar patatas y zanahorias del huerto”. Las he pasado ligeramente por la plancha, para no perder los sabores y aromas de la tierra.
– ¿Cómo has cortado las uñas, Ferrán? – dice Brian, siempre puntilloso.
– Mordiéndolas, claro, con especial cuidado de no mezclar uña y padrastro, ¿quién cojones te crees que soy?
Yo flipaba, ojiplático, miraba en todas direcciones, ¿cámara oculta?… hasta que acerté a decir:
– Yo este plato me lo salto, soy alérgico a la queratina … – limitándome a comer un excelente pan candeal, que para estar amasado con los sobacos, según me enteré posteriormente, no tenía muchos pelos…
– Excelente, sublime… vamos con el entrante Ferrán… – dice Brian, después de devorar el aperitivo.
– Vamos pues, “Risotto vegano de frutos del mar”.
– Eeeeeeeeh, ¿vegano?, ¿frutos del mar?… eeeeeeeerror.
– Come y calla, que se enfría.
Acojonante amigos, nunca he comido un risotto tan fino y con tal sabor a mar… la cena remontaba… hasta que tuve la mala idea de preguntar como conseguíamos el sabor a mar sin utilizar mariscos.
– Sencillo amigo, cuando mi mujer vuelve del gimnasio, después de una sesión de zumba, otra de spinning y tres cubatas con las amigas en el bar del gimnasio, esa tanga que se quita la dejo yo en la cazuela al fuego, con bastante agua, reduciendo toda la noche…
– ¡Brillante!
– ¡No joder, arroz carnaroli!, el Brillante es un arroz de chefs chapuceros… Os voy a traer ahora un “Conejo campero a la cazadora con sus patatitas y zanahorias de mi huerta”.
– ¿Me puedes explicar la técnica, Ferrán? Es para un amigo…
– Por supuesto barbitas, los amigos de Brian son mis amigos, antes de salir a dar mi paseo de tres horas por el campo, me quedo en bolas, me pongo tres o cuatro conejos abiertos en canal alrededor del cuerpo, me pongo encima el mono térmico, el de lluvia, la cazadora de la moto, el casco, los guantes… y a andar, el conejo se hace en su propio jugo y yo suelto todas las toxinas habidas y por haber… – ¡hostia puta, por preguntar!
– Sublime… – dice Brian, que a esas alturas llevaba dos botellas de Ribera.
– Y ahora vamos a por el postre “Peras al vino con crujiente de orejones, reducción de PX a baja temperatura y cabello de Ángel garrapiñado”.
– Sorpréndeme, cual es la parte de «Body Cooking»…
– Estamos hablando de una reducción de PX a baja temperatura, que logro introduciéndome por el ano, durante 48 horas, una pequeña probeta rellena de PX, dos días por debajo de 37ºC pero a temperatura constante hacen que se cree un almíbar maravilloso, ¡oro líquido, copón!… y las almorranas como Dios, por cierto… Por otro lado cogemos a mi cuñado Ángel y le arrancamos una mata de pelo que garrapiñamos con azúcar de caña, también a baja temperatura.
– Pero tu cuñado Ángel… ¿no es calvo?… – dice Brian.
– Sólo de la cabeza.
– Pero cabello, es sólo el pelo de la cabeza… – corrijo.
– A ver si te vas a poner técnico ahora, jodido barbitas, que te estás metiendo una cena de puta madre a mi costa.
– ¡Qué cena de puta madre, ni que hostias…! mira, ya me cansé, tú eres un descerebrado, yo me piro Brian… pero antes te quiero hacer una pregunta Ferrán… ¿de qué puto sitio te has escapado tú, loco de los cojones?
– Mira barbitas, te lo voy a decir, por ser tú… yo me escapé de un centro de rehabilitación de publicistas de perfumes… vamos, de colonias de toda la vida… pero no se lo cuentes a nadie.
Buen fin de semana amigos, que la fuerza os acompañe.
Photo Credit: Dave Mathis
2 comentarios en “¿Por qué lo llaman perfume cuando quieren decir colonia?”