Little Trouble in Big China (I) Si tú me dices chino, chino, chino del alma…

Este escrito salío a la luz del 19 de julio de 2013, sorprendentemente, hablabamos por entonces de Barcenas, de los E.R.E.S., de futbolistas que lloran… y seguimos hablando de ello… os cuento la historia de mi amigo, del que nunca me acuerdo del nombre, que se fue a montar un negocio a China y se tuvo que volver con el rabo entre las piernas (por cierto, qué postura más incómoda)… todo adornado de tópicos y alguna que otra leyenda urbana… ¡cómo debe de ser!

Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… aquí seguimos, que si dinero A, que si dinero B, que si Bárcenas, que si los ERES, que si su mismísima puta madre… y el otro día vi como un futbolista lloraba como una «mandalena» porque se despedía de su equipo de toda la vida para irse uno de los clubes más importantes del mundo (dicen, que a mi me sacas de los colores rojiblancos de mi Olimpiakos…), como si le hubiesen obligado a irse, pobrecito mío… pero bueno, ya me lo dice un amigo siempre «las penas con billetes de 500 son menos penas«.

Vamos a ver, que hay inquietud, la gente me para por la calle (y lo juro» jurao») para preguntarme si de verdad tengo un amigo que tiene un restaurante en China… (pincha aquí para saber el porqué de estas preguntas), ¡madre de Dios, qué preguntas!… no «sus» enteráis de nada… pues claro que no tengo un amigo que tiene un restaurante en China… tengo un amigo que » t – e – n – í – a» un restaurante en China y se tuvo que volver, ¿por qué?, pues porque no es oro todo lo que reluce… al lío.

Después de contarme la movida de los tatuajes, este tipo (del que sigo sin acordarme del nombre) como recordaréis me comentó que «era aficionado a la cocina y vio en Callejeros Viajeros que a los chinos les molaba mucho la cocina española, así que decidió montar un restaurante español, parece ser que ya hay unos cuantos pero el tío se lanzó» y tío se montó un restaurantito en Beihai, una localidad costera de Guangxi, una cosita innovadora me cuenta el «hideputa»:

– Nada tío, una cosita sencilla, algo nuevo… se llamaba «Alosería Y +», una combinación entre el chino y el español muy guapa…

– Sí tío, superoriginal… me gustaría haber visto el cartel y las tarjetas – ¡vamos no me jodas!

– Dábamos un poquito de todo… tortilla de patatas, unas paellas, algún cocido, pulpo, jamoncito rico, gambitas de Huelva, unos torreznos, callos y oreja (esto sobre todo por si venía algún día nuestro común amigo Carlos Sánchez ) y para beber sangría, kalimotxo y cerveza del Mercadona… que cuesta una pasta llevarla hasta allí, pero por darle un toque casero al negocio… y luego la decoración…

– Me lo puedo imaginar…

 – No creo, bien de cartelitos de toros, banderillas, un rincón con fotos de futbolistas del Madrid y del Barsa, fotos de la Giralda, la Virgen del Rocío… flamenquito del bueno… El Barrio, El Arrebato, Camela… Andy y Lucas… «to’ lo mejor»… y nosotros vestidos de toreros y las chicas de flamencas… impresionante.

– No me lo puedo creer…

– No, el que no me lo podía creer era yo macho… todo el día «petaos»… la cosa iba de puta madre… vimos que el tema de la Marca España iba de puta madre y mi mujer montó una tiendecita de productos típicos españoles y algunas cosillas más, ya sabes productos de limpieza, unas cocacolas, un poco de pan… vamos un «Todo a Yen».

– No tío, no puede ser… el Yen es japones, en china se usa el Yuan

– No tienes ni puta idea de marketing… «Todo a Yen» suena de puta madre, como «Todo a Cien»... «Todo a Yuan» es un nombre de mierda… ¡ni puta idea tienes! También en la tienda lo petábamos… no parábamos de currar, estábamos abiertos casi las 24 horas del día…

– Joder… y ¿por qué te has vuelto?… si te debías estar forrando…

– La envidia macho, tenías que ver como son los putos chinos… no hemos hecho más que de sufrir y de sufrir, Alfonsas… Y aquí entre lagrimas me empezó a contar su inquietante historia..

Resulta que allí los chinos no son como aquí, o sí que yo no tengo ni puta idea de como son los chinos, y no paraban de meterse con los españoles… os cuento, pero no os lo vais a creer.

Corre el rumor de que cuando se abre un restaurante español en un barrio deja de haber ratas, desaparecen los perros y los gatos callejeros, que alrededor de los contenedores de basura cercanos se crea una película grasienta porque utilizan unos aceites diabólicos que también usamos para la maquinaria… en el Mercado Central de Beihai en los puestos de fruta y verdura a los dueños de restaurantes españoles les venden todo el genero que van a tirar y de los mataderos se llevan los contenedores de desperdicios… ni más ni menos… “¡qué cabrones los chinos!”

Además dicen que vete a saber de qué es la carne que ponen en el cocido o qué son los callos… porque no hay entierros de españoles, «¿tú has visto alguna vez algún español viejo o un entierro de españoles?» se dicen unos chinos a otros…

Además dicen que cuando un español muere le pasa el pasaporte a otro español, porque todos los españoles somos iguales «tú ves a un español y has visto a todos… ¡son todos iguales los hijos de puta! ¿tú los distingues?… ja, ja, ja… ¿tú has visto a una española embaraza?, ¿a que no?… porque nacen de huevos y son todos iguales ja, ja, ja…». ¡Menudos cabrones los chinos, qué cosas dicen!

Buen día amigos, que la fuerza os acompañe y…

(continuará)

 Photo Credit: Edson Walker

1 comentario en “Little Trouble in Big China (I) Si tú me dices chino, chino, chino del alma…

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