Te voy a escribir la canción más bonita del mundo,
voy a capturar nuestra historia en tan solo un segundo.
La Oreja de Van Gogh
Hola, amigos, ¡vaya ful de blog!… me gustó el comentario, no sé si dejarlo así definitivamente… es como un aviso a navegantes, las autoridades blogueras advierten que vaya ful de blog, y ya la gente decide si seguir leyendo o no…
Toda advertencia de peligro es poca, el tabaco, el alcohol, las drogas, los medicamentos… el porro más caro del mundo, la canción más cara del mundo, las gafas más caras del mundo, el curso de El Bielorruso en mil palabras que regalaban con El Mundo… El otro día me iba a coser un botón y veo algo raro en la aguja, acerco la vista Las autoridades de sus labores advierten que coser puede pinchar. ¡Acojonante! Pero seguía viendo algo raro, entorno un poco más los ojos y leo: Las autoridades oftalmológicas advierten que leer textos tan pequeños puede causar más ceguera que la masturbación. ¡La hostia! Pero como soy un desobedientón (mi madre dixit) entorné más los ojos y concentrándome cual adolescente noventero en madrugada de viernes intentando ver la chivina codificada del Canal + leo: Alfonsas, deja de forzar la vista que al final de quedas ciego y te pinchas. Besos. Mamá… al lío.
Aunque hay advertencias que quizá fuera mejor no ponerlas…
A principios de agosto me encuentro al Logi tirado en un banco del pueblo, traje que en su momento fue blanco, descalzo y con sus botines de piel de serpiente sujetos torpemente por sus manos… el Logi siempre fue un tío elegante.
– ¿Qué pasa, Logi, tío cabrón?
– Puuuuuuf, vengo de boda y no soy capaz ni de llegar a casa…
– Pero si es jueves… qué original, una boda en miércoles, nunca estuve en ninguna.
– ¿Qué miércoles? Fue el viernes… pero me cogí tal pedo que todavía no se me ha pasado.
– Joder, Logi, que ya no somos jóvenes, mamarse en una boda y la correspondiente resaca de tres días es una cosa, pero un pedo de casi una semana.
– Te lo voy a explicar para que lo entiendas, cuando me dieron la invitación de boda, en la parte de abajo figuraba la siguiente leyenda: La autoridades nupciales advierten que el DJ de esta boda pinchará reggaeton, electrolatino y otra música de mucho perrear.
– ¿Y?
-A la boda no podía dejar de ir, así que tracé un plan que no podía fallar. La víspera salí con unos colegas y llegué a casa de empalmada, la Laila se fue a la peluquería y yo me puse el Siempre hay una historia del maestro Rosendo y me aticé media caja de botellines; a la Iglesia llegué a gustito, hasta intenté comulgar, por el vino más que nada, pero la Laila no me dejó, me salí y me tome tres cañas y un solysombra con los primos de la novia; en el cóctel un sextete, tres verdejos, dos riberas y un clarete; en la comida, me bebí hasta el biberón del niño de mi sobrina la Selena, apuré las copas en las que brindaron los novios y chupé la espada de cortar la tarta, que era al whisky, dos jarras de sorbete (que es digestivo). ¿Tomarán café? Sí con hielo, un chorro de whisky, un yinyereil y sin café, que me quita el sueño. ¿Tomarán chupito? La duda ofende, joven, en otros tiempos le habría retado a duelo sólo por preguntarlo. Un orujo blanco para mí y uno de hierbas para mi señora, que no bebe, pero su marido sí… y ahí empiezo a tener lagunas, creo que hubo barra libre y tal…
– Vamos que te mamaste como un perro. ¿Y el plan?
– La idea era llegar al baile y no enterarme de nada, lagunas de memoria definitivas y no recordar nada al día siguiente, una cosa es ser una rumbera una mañana de resaca, que no quieras que te llamen en la esquina el venao o recordar machaconamente de que Macarena se zumbó a dos amigos de Vitorino el día de la jura de bandera del muchacho… pero reggaeton, Enrique Iglesias, Juan Magán o Pitbull, ritmos perreables… mírame bien y ve en mí una Escarlata O’Hara arrodillada en un campo de nabos – me dijo clavando sus rodillas en tierra, alzando los puños y mirándome fijamente – y a Dios pongo por testigo que jamás volveré a tararear reggaeton… ni electrolatino.
– ¿Y lo has conseguido?
– Creo que sí, pero cuando dejen de clavárseme inmisericordemente estos clavos entre los ojos… – me dijo semiflexionando las rodillas, arrimándome el paquete a la pantorrilla y realizando un sutil movimiento pélvico – sólo quiero rayos de sol tumbados en la arena y ver como se pone tu piel dorada y morena.
– Logi, suelta hostias…
– Mamita loca, cosita linda, con ese cuerpo es que tú te ves divina, cuando caminas tú me vuelves loco, quiero comerte muy poquito a poco.
Le aparté violentamente, hice chas y desaparecí de su lado… sin poder dejar de repetirme, quiero rayos de sol tumbados en la arena… ¡Diooooooooooooooooooooooooooooooos!
Buen fin de semana, amigos. Que la fuerza os acompañe.
Photo credit: Artiee