Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… y también debe ser jodida la crisis de pareja, cosa que me preocupa últimamente… no, no tiene nada que ver con la Sra. Satanopoulas y su maravilloso esposo, no, es algo que me ha dado por pensar, incluso a veces hablo de ello en el blog… pero claro, como ahora casi no me leéis, me estáis abandonando inexorablemente, ¡cabrones!, ¡hijosdep…
– ¡Quieto Alfonsas!, no te das cuenta que los que te están leyendo no tiene la culpa de que los demás no te lean, la tendrás tú, “pringao” que eres muy cansino, y cada uno lee lo que le sale de la chorra – me lo dice mi otro yo, yo lo llamo Otroyó, y me lo imagino bajito, con pijama azul, gorra azul con orejeras, una amiga que es un elefante rosa, un pato que se llama Pato, y una perrita naranja… ¡qué cosas! – es como cuando vas a una reunión del colegio – continúa Otroyó – y echan la bronca porque no va nadie, pero te la comes tú que sí que estás allí, es igual… ¡joder Alfonsas!, cuenta algo que mole, una historia de amor no correspondido, acción, intriga, persecuciones, bellas mujeres, hombres apuestos y valientes…
Voy a hacer caso a Otroyó, que a veces acierta… al lío.
Es una historia que me pasó con mi primer móvil, estando yo cedido en segunda en el Panargiakos F.C., ya os he contado alguna historia de entonces (leer), solía ir a entrenar en autobús y un día entablé conversación con una chica guapísima, simpática, con una conversación inteligente… el caso es que la joven me dice que se baja en la siguiente parada y que si le doy mi móvil… claro, yo se lo dí…
Pues la hija de puta, lo cogió de verdad y empezó a correr, saltó del bus que se acababa de abrir, yo corriendo detrás, ella más deprisa, yo más… casi la estaba alcanzando… de repente fundido en negro…
Desperté en el hospital, con un dolor de cabeza de su puta madre, dos dientes rotos, otros dos se me movían… una noche en observación… la muy zorra se había metido en una tienda de Imaginarium por la puerta pequeña, yo me metí detrás… desde ese día no se sabe si es la puerta de un Imaginarium o una entrada lateral de la Mezquita de Córdoba.
¿Y el móvil?, os preguntaréis… Pues sería el robo… yo que sé…
Pero volviendo al tema de las relaciones de pareja y sin salir del tema móvil, os voy a contar la inquietante historia de los “cuñaos” de “el Logi”: “el Yordi” y su mujer “la Blanqui”, pareja que ya tuvieron en su momento otra inquietante historia y que algún día colgaré en el blog.
– Menuda movida, Alfonsas – me dice el Logi.
– ¿Qué pasa Logi?
– Joder, la Blanqui que hace dos viernes se fue de cena con unas amigas y no volvió a casa, el domingo manda un “guasap” al Yordi:
“Vete a tomar por culi, cabronazi. No quiero volver a verte en la puta vida. Voy a rehacer mi vida con un hombre de verdad, no cimo tú, mindundi, pagafantas… Te puedes quedar con el piso, con los dos coches, con los niñis, con el perro y con mi madre, desgraciado, cornudi, tontolapolla… que te jodan [y unos emoticonos con bailarinas y mierdas con ojos]”
– Y él, ¿como se lo tomó?
– Menos lo de su suegra, con bastante serenidad.
– Y “la Blanqui” ¿no dijo más?
– Sí, al rato mandó otro mensaje:
“Estos putos teclados con la i y la o tan pegados… culo, cabronazo, como, niños, cornudo… colócalo como corresponda, luser, que eres un luser… ¡y la tienes muy pequeña!”
– ¡Joder con tu cuñada!
– Calla, que viene lo mejor, a los cuatro días aparece en casa como si nada.
– ¿Y “el Yordi”?
– Tan contento, resulta que ella se había liado un poco, se habían hecho un “no hay huevos a desayunar en Gijón”, se habían encontrado con otras amigas que estaban de vacaciones allí, una cosa llevó a la otra… y hasta el viernes siguiente.
– ¿Y los mensajes?
– Nada, que debió de dejarse el móvil sin bloquear en el bolso, como el primer contacto es “AA el Yordi”, pues se le escribieron solos, fíjate que movida… ¡putos móviles!
– Ya te digo, ¿y el Yordi no ha hecho nada?
– Sí, joder, el Yordi es un tipo listo… la ha descargado una aplicación con un bloqueo de seguridad para el móvil y la regaló un bolso con un bolsillito exterior para el smartphone.
– Lo normal.
– Lo normal.
Aaaaaah, Otroyó también tiene un amigo pájaro que se llama Pajaroto… ¡qué cosas!
Buen fin de semana amigos, que la fuerza os acompañe.
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