Como si fuéramos unos animales,
en cualquier parte con un plástico nos vale,
que estamos solos y no hay nada que nos pare,
nada que nos separe.
Pereza.
Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… la crisis, la crisis, paso de crisis… ¿vuestros vecinos gritan al practicar sexo?, los míos del quinto sí, es tremendo, vivir en mi casa es como vivir en una eterna Semana de Exaltación de la Matanza con reminiscencias de la Berrea en Monfragüe comentada por dos actores de doblaje especializados en porno…
A ver, que a mí me da igual, en el fondo tiene su aquel, pero claro, mis pequeños se asustan, si es por la noche se despiertan acojonados, si es de día preguntan y el que se acojona soy yo… la Sra. Satanopoulas me dijo un día: Hay que hacer algo, así no podemos seguir (que se escribe así, pero se pronuncia Alfonsas, haz algo de una puta vez o te reviento la vida).
Joder qué vergüenza, ¿qué le digo yo a esa gente?, al fin y al cabo están en su casa… Una mañana me encuentro con él que salía de casa y le digo:
– Buenos días, vecino. A ver si me dejas un día la peli porno que estabas viendo anoche que debe estar de puta madre…
– ¿Qué película? Si nosotros no tenemos ni tele…
– Normal, para lo que la ibais a ver…
Ese mismo día a mediodía más leña… por la tarde subo a su casa.
– Buenas tardes, vecino. ¿No tendrás por ahí un bote o tres de silicona? Es que se ve que no ajustan bien las ventanas de casa y con el viento que hay hoy, entra el aire y hace un ruido como que están matando a un cochino… o a un camión de cochinos.
El cabrón me cerró la puerta en las narices. Esa misma tarde más berridos… la Sra. Satanopoulas me miraba y resoplaba…
– No vas a hacer nada…
– Pues mira sí, la próxima vez que los vea me voy a hacer un selfie y les voy a pedir un autógrafo, no te jode.
– Tú sabrás… – que se escribe así, pero se pronuncia te estás jugando la puta vida.
Esa misma noche sólo faltó la niña de Poltergeist diciendo lo de ya están aquiiii-í, oía gritos, alaridos, trozos de escayola cayéndonos… se movían hasta los muebles. A la mañana siguiente esperé a que se fuese él a trabajar y subí a hablar con ella. Según abre, le doy un bote grande de esos verdes de suavizante, de los de toda la vida, y un peine de púas de madera, de los que parecen una peineta:
– Buenos días, vecina. Te traigo esto porque por lo que he escuchado esta noche, cuando te duchas te haces unos enredones en el pelo que no hay Cristo que te los quite sin darte buenos tirones, y mira que tu marido se esfuerza el tío.
Portazo en la cara, retirada de saludo… pero dejar de gritar al follar, nada. Y la Sra. Satanopoulas metiendo presión…
– Vaya un padre, tus hijos sufriendo y tú sin hacer nada.
– ¿Qué te crees que yo no sufro?, todo el día oyendo ese riki-raka, si hasta me pongo palote.
– No, si será verdad, qué vergüenza.
Esa tarde me encuentro al vecino en la escalera:
– Hola vecino, tengo una rueda vieja del coche para meter entre la pared y cabecero de la cama que con las hostias que metéis un día os salís a la calle.
El tío ya ni se para. Pero yo insisto:
– Y si esta noche oyes ruidos en mi casa, no te preocupes es que viene el equipo de Cuarto Milenio a hacer unas psicofonías que en mi casa se oyen ruidos y creen que hubo un cementerio indios fornicadores debajo de la cama de los niños.
Nada, el tío ni puto caso… la Sra Satanopoulas de morros,
– Si es que no haces nada, eres un gañán, un inútil, un…
– Meeeeeeeeeeeh, ¡error! Algo he hecho.
– Sí lanzarles indirectas y nada más.
– Bueno también he escrito un poco de prosa poética, sabes que me relaja, ¿quieres que te la lea?
– Miedo me da…
– Que no tonta… dice así: «Un grito corta la noche, no sé si hay luna llena, pero mi vecina del quinto hoy acaba, cual abisinio, de crema rellena. Un gruñido, un desgarro que sin piedad rompe el silencio, jadeos, aymadres, diosmíos, y yo cual búho real los dos ojillos abiertos, vente que te doy lo tuyo, lo de tu prima y lo de su hermana, yo, ojiplático bocarriba sobre la cama. Alfonsas haz algo, sale de mi señora un murmullo, este lleva más de tres horas dándole lo de su prima, lo de su hermana y lo suyo. ¿Crees mujer que soy de piedra?, ¿que tal situación no me inquieta?, llevan dándose cera desde antes de la cena. Por Dios, trata de arrancarlo Alfonsas, reacciona, lo demoras más de la cuenta. Tranquila mujer ya he decidido… si sale pares cae paja, si nones te pones mirando a Cuenca”.
Ahora llevo tres días durmiendo en el sofá, no he encontrado la solución, tengo la espalda reventada y mi mujer no me habla. Pero por lo menos cuando empiezan los gemidos en el piso de arriba, no tengo que echarlo a pares o nones… paja… y eso ya es un comienzo.
Buen fin de semana, amigos. Que la fuerza os acompañe.
Photo credit: Teymur Madjderey