Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… ya se acabaron las fiestas navideñas, ¡joder con las fiestas navideñas!, me llena de orgullo y satisfacción… que se acaben las fiestas navideñas. Todo el puto día comiendo, bebiendo y gastando… tirando de tarjeta, de crédito claro.
El jueves 2 de enero voy a sacar la Visa Oro y no estaba… ¡hostiaputa, me la han robado!… relájate Alfonsas, a ver ¿qué has hecho con ella?… el caso es que como yo tengo la empanada que tengo, pensando lo que había hecho con ella fui divagando, y se me olvidó la pérdida… al día siguiente llaman a la puerta de casa… ¡no os lo vais a creer!, era la Visa Oro con un sobre en la mano, me mira con cara tristona y me entrega el sobre, lo abro, una nota manuscrita:
“Mi hija Visaoro de Todos los Santos Express no ha podido acudir a trabajar porque ha tenido que ir al médico, adjunto informe. Cuidemela, es lo único que me queda” Fdo. Doña Visaplatino Martínez Villergas, viuda de Express.¡¡Acojo-nante!! resulta que de la caña que la estaba dando tenía un leve ataque de ciática, principio de ansiedad y una urticaria por toda la zona de la banda magnética y del chip que la estaba matando… me imagino que del roce de pasar por el datáfono, que tiene que ser un foco de infecciones de la hostia. El médico quería darle la baja, pero la responsabilidad y el amor al trabajo la hicieron acudir a su puesto… y así, menos mal, pude acabar de hacer mis compras navideñas, incluso he pillado un fin de semana (a crédito, claro) en un Balneario para Visaoro de Todos los Santos, se lo merece.
A todo esto… ¿qué tal los Reyes?… a mí de puta madre, la discografía completa de Víctor Manuel… ¡un poeta!, ¡una delicia!, ¡un pozo de sabiduría y conocimiento!… si mis paisanos aqueos hubieran conocido a Víctor Manuel y alguna de sus canciones, el tema de Troya lo habían arreglado en un momento, ni asedios, ni caballos de madera, ni hostias:
– Tum, Tum…
– ¿Quién es?
– Somos los aqueos.
– ¿Y qué queréis de Troya?
– Que nos agarréis “toa” la … , ja, ja, ja… no en serio, entrar a saquear la ciudad y llevarnos a Helena de Esparta, si vemos que tal.
– Cierra la muralla.
– No, si al final nos vamos a tener que poner farrucos. Tum, Tum…
-¿Quién es?
– La rosa y el clavel.
– Abre la muralla, que van a entrar estos señores a sangre y fuego, a llevarse a Helena de Troya y a saquear la ciudad.
Y así…
Otro día os hablo de la de “A dónde irán los besos que guardamos, que no damos” yo creo que esos son lo de menos, que se quedan ahí para otra gente… ¿pero dónde van las cervezas que invitamos y no tomamos?, ¿dónde van esos “venga, quedamos y te invito a unos botellines”?, ¿y esos, “a ver si quedamos a tomar unas cervezas un día de estos”?, ¿a dónde van?, ¿a dónde?… preocupado me tiene ese tema.
Otra preocupación, me dice un colega que las historias de mi blog ni son reales, ni siquiera son mías, que las copio de por ahí, habla de plagio y todo… meeeeeeeeeeeeeeeeeeg, ¡¡ERROR!!, vale que alguna frase está inspirada en el twitter, o la leo por ahí, o se la escucho a una vieja en el bus… pero mis historias son mías, no osaría en la vida a firmar algo que no es mío… nunca lo he hecho y nunca lo haré… al lío.
Allá en los felices 90 durante mi carrera futbolística yo me hartaba de firmar autógrafos y era muy cuidadoso y, sí lo reconozco, un pelín maniático, no firmaba cualquier cosa, camisetas, sólo si llevaban mi nombre, fotos, sólo mías, revistas, en las que salía yo… nunca olvidaré lo que me pasó un día que estábamos en la playa de Elafónisos en pleno Peloponeso, el año que estuve cedido en segunda en el Panargiakos F.C. allá donde se forjó la leyenda del “Guti del Peloponeso”.
Se me acerca una jovencita en topless, una joven sana, sin enfermedades y la cartilla de vacunación al día… vamos, que estaba buena.
-¡Qué fuerte! Tú eres Satanopoulas, el futbolista…
– Correcto.
– ¡Queeeeeé fuerte! Me encanta como juegas Alfonsas, eres el mejor y bla, bla, bla… ¿me firmas un autógrafo?
– Por supuesto…
La tía se saca un rotulador Eding-800 del tanga y poniéndose de puntillas con una sonrisa pícara y sacando pecho, a todas luces, siliconado, me dice:
– Firma, firma aquí… ya verás cuando se enteren mis amigas… ¡queeeeé fuerte!
– Estooooo… no, yo ahí no te firmo… yo solo firmo cosas que son mías.
– Ji, ji, ji… pues estas no son tuyas porque tú no quieres… – acercándose a mí de forma insinuante.
Yo me la quedé mirando fijamente, a los perfectos pechos claro, pensativo y con una voz ligeramente ronca, bajito y vocalizando bien, mirándola a los ojitos, ahora sí, la dije…
– No, si ya lo sé, y no creas que no me gustaría, si hasta he pedido presupuesto a un cirujano amigo mío, pero a un medio centro defensivo ese pedazo de perolas no le iban a resultar cómodas para la práctica habitual del fútbol…
Buen fin de semana amigos, que la fuerza os acompañe.
Photo Credit: Losinpun
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