La crisis de los cuarenta, el Badoo y el cigarrito de después.

Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… ¿y la de los cuarenta?, los cuarenta ¿qué? barbitas, años, ¿años?, sí la crisis de los 40 también es jodida, pues también… (voy a parar porque así empiezan mis conversaciones con Otroyó y acabamos jugando al mus con Ely, Pato y Pajaroto… ya sé que somos cinco, pero Pajaroto sólo mira e invita a tabaco… que todo hay que explicarlo).

La crisis de los cuarenta, azota con fuerza a mi amiga Assumpta, que aparte de haber estado siempre de muy buen ver, es un encanto de persona y está casada con Mariano un buen amigo, el típico tío guapo de «toa» la vida, encantador también… la pareja perfecta… hasta que él cumplió los cuarenta… al lío

Assuuuuuuumpta amiga, ¿qué tal?

– Hombre Alfonsas, cuánto tiempo… ¿cómo va esa vida?

– Mal, gracias a Dios, ya sabes… ¿y tú?… ¿qué tal Marianín?

– Puufff, tío, no me hables… la cosa está jodida… vamos a tomar un café y te cuento.

Y ante un café como mudo testigo de su inquietante historia, Assumpta me abrió su corazón… y me puso un dolor de cabeza de tres pares de cojones también. Esta es su inquietante historia: Mariano desde que cumplió los cuarenta andaba todo el día del pádel al “afterwork” y del “afterwork” al pádel, pasando por el trabajo, a ella ni puto caso, Assumpta harta de su indiferencia se hizo una cuenta en Badoo, Asundenoche69, “por hacer amigos, charlar y esas cosas”, “ya, y que te pongan como una nevera”, “¿cual?”, “ya sabes que te llenen de carn… para hacer amigos decías…”… bueno, pues el caso es que después de unas semanas de mensajitos, confidencias y unos tocamientos virtuales con otro usuario de la red social, “AnianoXL”, deciden quedar… – En un local muy moderno del centro, un “afterwork” de esos, yo tenía que llevar una chaqueta roja y pedir un “larioscola” en vaso de tubo, me dijo que así seguro que me reconocía. Él llevaría un polo de Kilarny con una bandera de España y se pediría un Martin Miller’s con Fever Tree.

– Claro, así allí pasaba desapercibido el cabrón, uno más…

– No te lo vas a creer, de repente entra Mariano, con su polo Kilarny y un peluquín que parecía que llevaba un gato echado la siesta, se pide un Martin Miller’s con Fever Tree, le da un sorbo, otea la barra, me ve, me saluda y se acerca a mí con una enorme sonrisa… me pega un repaso con la mirada y me suelta: “¿Asun de noche?”

– Alto ahí, ¿me estás diciendo que habías ligado en Badoo con Marianín?

– ¡Con dos cojones! Pero él se hizo el orejas, como que no me conocía… y si su “niuluk” a mí me engañase, así que yo le seguí la corriente… “¿Aniano XL?, ¡qué ganas de conocerte!” ¡Aniano XL!, qué jodío Mariano… cuenta, cuenta…

– Pues nada, seguimos tomando chismes, él se inventó una vida, yo le conté la nuestra, poniendo a mi marido a caldo… pero, Aniano es un tío de puta madre, divertido, simpático… y además un caballero… – me dice con un brillo especial en la mirada – nada que ver con mi Mariano en los últimos años, nos fuimos a cenar y acabamos en un hotel follando como salvajes… no te digo más que el cigarrito de después se lo fumaron hasta los del bloque de enfrente. A eso de las 4 me despierto y me voy a casa, me meto en la cama y sobre las siete de la mañana aparece Mariano, haciéndose el borracho, diciendo que después del pádel se ha liado, y que han acabado en el Madreka desayunando churros y castellanas.

– No me lo puedo creer, ¿y después?

– Después, de puta madre, entre semana casi no tenemos otra comunicación que por el Badoo, en casa ni me habla ni me toca, quedamos todos los viernes en el mismo “afterwork” y hacemos lo mismo, copas, hotel, polvos salvajes, los vecinos se echan el cigarrito, yo me piro, Mariano se toma una castellana con churros en el Madreka y vuelta a empezar… yo me descojono, pero tu amigo Marianín sigue disimulando…

– ¿Y no le pillas en ningún renuncio?

– Nunca, algún día le he dicho que es como si le conociese de toda la vida, que es como si hubiésemos estado juntos toda la vida, que a mi su cara me suena de algo pero no caigo… él cambia de tema, me dice que es muy mal fisonomista, que recuerda todos los nombres pero ninguna cara… un figura tu amigo.

– Qué mal, ¿no?

– ¡Qué va tío! Yo encantada… hasta ayer.

– …

– Va y me viene el muy gilipollas diciendo que no aguanta más, que no puede seguir engañándome, que ha conocido a otra mujer en el Badoo, que una tal Asun es la mujer de su vida, que no soy yo, que es él, pero que podemos seguir siendo amigos, que necesita su espacio…

– No me jodas… ¿qué le dijiste tú?

– Que sí, que sí, que espacio y que su puta madre, pero que me voy a buscar un abogado que le va a sacar hasta los higadillos por liarse con la primera guarra que conoce en el Badoo, y que además yo también he conocido a un hombre, que me gusta más, que es más guapo, más divertido, tiene más pelo, folla mil veces mejor… Mira, yo me marcho con Aniano, y tu amigo Marianín… ¡a tomar por culo! – me dijo Assumpta con una risa histérica… yo me levanté y me alejé de allí, mientras resonaba el “a tomar por culo, por culo, culo, ulo…

– … y a tomar por culo… vámonos Otroyó, que la gente está muy mal…

– Pues anda que tú, que hablas con un niño que va en pijama azul con una gorra a juego…

– ¡Calla, Otroyó!

– ¡Cállate tú, barbitas!

Buen fin de semana amigos, que la fuerza os acompañe.

Photo Credit: JD Hancock

1 comentario en “La crisis de los cuarenta, el Badoo y el cigarrito de después.

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