Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… aunque lo de siempre, en verano y con vacaciones todo se ve de otra manera. Aaaaaaaay las vacaciones, los viajes, el no hacer nada, el tocarse los huevos…
Hay gente que combina perfectamente el viajar y no hacer nada, nada más que tocar los huevos a los demás, que también tiene mérito.
– ¿Tú por qué viajas, Alfonsas? – me pregunta el típico amigo místico que todos tenemos.
– Yo por que lo dice la Sra. Satanopoulas… ¿y tú?
– Yo por encontrarme conmigo mismo, conocer otras culturas, ver otras realidades, uno no tiene una auténtica percepción de la insignificancia de su ser hasta que no se encuentra perdido, en un entorno extraño y hostil, donde no entiende nada de lo que hay a su alrededor…
– Yo para eso voy a Ikea.
– Qué ignorante, cuánta incultura…
– Mira tontolapolla, me están dando unas ganas de darte un puñado de hostias que…
– Ya estás con el recurso a la violencia gratuita.
– ¿Cómo no va a ser gratuita?, ¿no querrás que te reviente la cabeza y encima te cobre?
Y así… al lío.
Yo he viajado más bien poco, pero una vez sí me encontré conmigo mismo, fue en un viaje a Ibiza, estaba en el baño de un garito, después de dos días sin dormir me encontré conmigo mismo…
– Hostias, Alfonsas, qué careto.
– Qué careto, de qué.
– Qué de qué
– Qué de qué, que te meto…
Y me metí un cabezazo, pero me debí apartar muy rápido porque jodí un espejo, aparecieron tres gorilas y emplearon la violencia… que ya había podido ser gratuita porque además de darme dos manojos de hostias me hicieron pagar el espejo y las dos botellas de Marie Brizard que nos habíamos fundido… «¿sólo?» os preguntaréis… «No, con tres cajas de batido de fresa«, os contestaré… vivir al límite es vivir al límite.
Ese viaje a Ibiza fue un poco extraño, además de a mí mismo me encontré con Chanquete, David el Gnomo, Saruman el Blanco, Galdalf el Gris… y con Radagast el Pardo, el Naranjito, dos dragones y Àgata Lys… además de no poder evitar hablar rimando… lo cual se me está pasando.
– ¿Y este año donde vas, Alfonsas? – me interroga “El Aitor”.
– Yo este año ya he tenido viaje para aburrir.
– ¿Qué, otro culito te ha llevado a hacer el Camino de Santiago?.
– Peor.
– ¿Peor?
– No te lo vas a creer – y pasé a contarle mi inquietante historia.
Hace dos semanas, se me ocurrió encender un ordenador viejo que tengo en el pueblo, el caso es que había unas fotos de cuando jugaba en el Olimpiakos, y me dije, «me descargo las fotos y todos estos que no se creen que mi pasado futbolístico se van a joder»… el ordenador ni conexión a internet, ni USB, ni CD ni pollas… diskettes de 3 ½, mecaguensuputamadre, ni un diskette por casa, igual en casa de Valladolid… tampoco… a tomar por culo… ¡a un chino!
Me voy al chino, me pongo a buscar y allí había de todo menos diskettes…
– ¿Qué tu buscas? – me dice la mujer del que vendió los Gremlins.
– Diskettes.
– ¿Qué?
– DIS – KE – TTES – la dije vocalizando mucho – DE-TRES-UN-ME-DIO, DIS-KE-TTES
– No tengo…
– No me lo puedo creer, aquí tenéis de todo, lo que no tengáis vosotros sólo lo puede tener Dora la Exploradora en su mochila… por cierto, señora, una duda que no me deja dormir, ¿cuándo Dora la Exploradora viaja en Ryanair? ¿La mochila es equipaje de mano o la tiene que facturar?
– Estás tú muy tonto, ¿no?
– Algo hay, pero ¿tienes DIS – KE – TTES? – alzando la voz, vocalizando exageradamente, haciendo el cuadradito uniendo mis pulgares e índices… con dos cojones.
– Aaaaaaah, sí, tú me sigues..
Y la seguí, ¡vaya si la seguí!, cogimos el pasillo central, pasamos por detrás de las estanterías, hasta un túnel negro cual boca de lobo, la mujer encendió una antorcha, continuamos andando, ella de vez en cuando «¿tú me sigues?», seguimos andando, de vez en cuando nos adelantaban un montón de gatos y perros, otras veces cuatro chinos portando una especie de ataúd, seguimos andando «¿tú me sigues?», y más perros y gatos, y chinos con ataúdes, y chinas con tíos detrás a los que decían «¿tú me sigues?»… y así.
De repente vimos una luz al fondo, «tú aquí esperas«, «ni de coña, yo te sigo, ¿dónde coño estamos?», «en Zhongguo (que parece ser como llaman los chinos a China, hay gente pa’ to’) y vamos a casa de mi “cuñao» que es cartero pero que sabe mucho de ordenadores y seguro que tiene DIS-KE-TTES y de paso ya te has enterado de donde van los perros, los gatos y los chinos que se mueren cuando abren un restaurante chino en tu barrio».
Según íbamos para casa del “cuñao” oigo una voz a mi espalda:
– Cooooooño, Alfonsas, ¿cómo tú por Zhongguo? – ¡el puto amigo místico!
– Aquí me tienes tío, que he ido a comprar DIS-KE-TTES, y aquí he acabado… ¡en el puto centro de Pekín!, ja, ja, ja…
– Dioooooooos, ¡cuanta ignorancia! No se dice Pekín se dice Beijing, la Capital del Norte, ni zorra idea… con esa poca cultura no te encontrarás contigo mismo en la puta vida…
– Mira estoy pensando que de las hostias que te perdoné el otro día, hoy no te libras.
– Otra vez tu propensión a la violencia gratuita.
– Pues no, esta vez no va a ser gratuita, que además de saltarte todos los dientes, te voy a cobrar 100 euritos, que me he dado cuenta que no traigo cartera y tendré que pagar los DIS-KE-TTES y pasarme por el Ikea para llevar un regalo a la Sra. Satanopoulas que ya que no la he traído a China, no voy a ir con las manos vacías.
Buen fin de semana amigos, que la fuerza os acompañe.
Photo Credit: Kyle Hale
1 comentario en “Amigos místicos, viajes iniciáticos y diskettes de 3.5”