Thermomix: cocina o revienta… nos la vida.

Breve introducción: Mi padre nunca decía Thermomix, el la llamaba «la Ferropimer» (¿escrito Pherropymer?)… al principio yo pensaba que no sabía decirlo correctamente, más tarde llegué al convencimiento de que era una bella forma de desobediencia civil, un humilde ir en contra del establishment thermomixiano, descubrí un Gandhi de la resistencia pacífica contra la dictadura del robot de cocina…

Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… es tan jodida que no nos podemos parar a pensar en las cosas importantes de la vida… por ejemplo, ¿Dios tenía Thermomix o creó el mundo a pelo?

El otro día me dice la Laila, la mujer del Logi, “Alfonsas, tú lo que necesitas es la Thermomix”, “¿ein?”, “la Thermomix es la hostia, te va a cambiar la vida”, “no lo creo”, “que sí… a ver, ¿a ti te gusta la cocina?”, “bastante”, “dime lo que más te gusta”, “la nevera”, “¿cómo?”, “sí, a mí lo que me más me gusta de la cocina es la nevera, y concretamente la balda del medio, la de las cervezas”… al lío.

Los de la Thermomix son los “runners de la cocina”, “los evangelizadores de las doce funciones del electrodoméstico inteligente”, se lían a hablarte de mezclar, cocer, batir, remover, triturar, emulsionar,…

«Ooooh, yo amaso mi propio pan y hago masa de croquetas, ¡quita hostias! hablemos de tíos y de paquetes, y de tías y de tetas, de viajar con Ryanair y de preparar las maletas, ¿amasas pan?… ¿te salen ricas las croquetas? háblame del colegio de tus hijos, de pádel y de raquetas, de llamar a tu cuñado para ir a buscar setas, pero las recetas de Thermomix, te las metes, sin vaselina, por el sitio en que te quepan».

Perdón, desde que me apunté a aquel curso de prosa poética, me sale la vena.

La Laila es de la secta de los “Thermomixianos del Séptimo Día”, yo he visto a la Laila vender una Thermomix a una sudamericana de Vodafone a la hora de la siesta, yo he visto a la Laila colocar una Thermomix en plena calle a un chaval de chalequito azul y carpetilla de esos que te quieren hacer socio de una ONG en plena calle, yo he visto a la Laila hacer frente en la puerta de su casa a un chaval de traje dos tallas grande (o pequeña), identificación de Iberdrola, coletilla y diente de oro:

– Hola, vengo de Iberdrola a comprobar si les están haciendo los descuentos, ¿me permite la última factura?

– ¿Los descuentos de qué?

– De la factura de la luz, ¿no sabe el dinero que puede ahorrar?

– ¿Ahorrar en la luz?, yo no necesito ahorrar en la luz, yo tengo la Thermomix, ¿tú tienes la Thermomix?

– No señora, no tengo la Therm…

– ¿Cóoooooomo quieres hablarme de ahorro de nada si no tienes la Thermomix? Tú no sabes la cantidad de luz, dinero, tiempo y disgustos que te ahorrarías… Déjame una factura tuya.

– Pero señora…

– Trae para acá hombre. A ver tu consumo de luz… déjame la del gas, y la del agua, la del móvil y la del gimnasio…

– ¿La del gimnasio?

– Tú no sabes lo que adelgazas cocinando con esta maravilla, cocinas sin apenas grasas…

– Pero yo…

– ¿Tú tienes hijos?

– No, mi mujer y yo, ahora, con la crisis, no vemos el momento…

– Mira chaval, tú metes en la Thermomix un tampón de tu mujer, un condón usado que tengas debajo de la cama, programas función mezclar y luego emulsionar, y cuando llegues a casa tienes tu niño…

– Pero yo…

– ¿Que lo quieres hacer bien?, añades un diccionario, una calculadora y dos DVD de Baby Einstein y cuando llegues, te ha terminado la ESO y el acceso a la Universidad.

– Pero…

– Si le añades todas las temporadas de Anatomía de Grey y House, cuando llegues tienes un hijo médico en casa… harto de follar, medio drogadicto y con muy mala leche… pero médico.

– Señora, eso es antinatural, ¿dónde queda el placer?

– Tienes razón… después del tampón y el condón, le tienes que echar un poco de tabaco de liar, una boquilla, un papelillo y un trozo de pulmón de ternera (o de lo que sea) y además del niño, vosotros os habréis echado el cigarrito de después, que es a la larga, es lo que más placer da.

– Señora, me está agobiando y tengo prisa, yo me piro de aquí…

– Mira también le añades medio Valium… y así el niño sale más tranquilo que el padre.

– ¡Déjeme en paz señora! Por Dios…

– Ahora que me hablas de Dios, ¿tú te crees que Dios cogió un trozo de barro e hizo al hombre, así a pelo?, ¡no señor!, lo puso en la Thermomix lo programó para que fuera cociendo al vapor, se fue a crear la luz para que funcionase el aparato y al volver tenía al hombre, hecho y derecho.

– ¿Y el tema de la costilla?

– Con patatas, función cocinar, media hora, riquísimas… ves como al final te interesa, tontorrón.

Buen fin de semana amigos, que la fuerza os acompañe.

PD. Vótame en los Bitácoras, pinchando aquí, que a mi madre le hace mucha ilusión.

 Photo Credit: Kevin Dooley

4 comentarios en “Thermomix: cocina o revienta… nos la vida.

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