Pequeños bastardos, karma… y la boca con jabón.

Hola amigos, ¡qué jodida es la crisis!… es tan jodida que no nos podemos parar a pensar en las cosas importantes de la vida… yo estas semanas tampoco, debo entonar un sincero mea culpa, me equivoqué, la Sra. Satanopoulas tiene razón, se me fue la pinza…

Situación: dos sábados atrás, momento de tranquilidad y meditación, patio de casa del pueblo, grupo de chavales cuyos padres se estarían poniendo hasta el ojete de Gin-Tonics (deseo de todo corazón que con un hielo pésimo y la burbuja mal tratada) después de una opípara comida en el restaurante anexo al patio, chavales revoloteando por el otro lado de mi verja molestándonos e insultándonos… yo me caliento una miaja y con la insana intención de que los niños acudiesen a sus padres y que estos a su vez tuviesen a bien acercarse hasta mí a pedirme explicaciones y que llegados a ese punto nos dejáramos llevar por nuestros más bajos instintos… abrí mi bocaza para disgusto de mi madre y la Sra. Satanopoulas:

“A ver niños, sois unos payasos y ya os podíais ir a tomar por culo a vuestras casas a insultar a vuestras putas madres”

… al lío.

Bronca de mi señora, collejón de mi madre… que acaba matriculándome en un Curso de Habilidades Personales llamado “El buen rollo en la resolución de conflictos y la otra mejilla”, impartido por la Casa de Paulo Coelho en Madrid. Buen rollo, paz interior, frases cortas, silencios valorativos largos, salas monocromáticas, ambiente zen…

Mis compañeros aprendían a enfrentarse a situaciones tensas desde la calma y el respeto… Si una vieja te ensarta el ojo con una varilla de su paraguas, sólo cabe una reacción “Perdón señora de avanzada edad, en el afán de acabar con la juventud que paga su pensión acaba de introducir la varilla de su paraguas en mi ojo izquierdo, si no la parece mal extraerlo acudiré urgentemente al hospital para intentar recuperar algo de visión” “¿Y si no quiero, piojoso?» ”Por favor, sáquelo, y reviénteme el otro, si usted alcanza así un atisbo de felicidad, porque bien dice el maestro: el sufrimiento, una vez encarado sin temor, es nuestro pasaporte hacia la libertad”.

La vida es bella amigos, no merece la pena discutir, que pisas una mierda de perro y justo al lado está el simpático amigo de cuatro patas con su gentil dueño: “Disculpe que le interrumpa, cívico propietario de cánido domestico, ruego sepa perdonar que haya pisado las heces de su perro causando un irreparable daño estético a tamaña obra de arte que sólo a los propietarios de tan bellos animales el buen Dios ha dado la capacidad de saber apreciar”.

Que te invitan por vigesimotercera vez el mismo día al Candy Crash Saga (o pollada similar), un mensaje de Facebook: “Estimado amigo virtual, mil veces gracias por tu amable invitación, ruego disculpes mi tozudez al rechazar una vez tras otra tu oferta a unirme a tu juego, gracias por no bloquearme ni reportarme por spammer. Por favor, continua invitándome siempre que lo estimes conveniente, espero que tu equilibrio interior se vea reforzado con tu generosidad”.

Llegó mi turno:

– A ver Alfonsas, intenta ponerte en situación, han vuelto esos simpáticos jovencitos que el otro día te sacaron de tus casillas, venga céntrate, respira y relájate, piensa que, como dijo el maestro, las cuerdas que están siempre tensas terminan desafinando.

– Venga allá voy, empiezo… ejem, um, pe…pe…pequeños infantes aspirantes a artistas de circo que hacen de graciosos, con trajes, ademanes, dichos y gestos apropiados, por qué no tenéis la bondad de acudir a que os penetren analmente en vuestros hogares familiares mientras ofendéis, provocando e irritando con palabras o acciones a las hembras que os han parido y que ofrecen favores sexuales a cambio de dinero.

El tipo me miraba horrorizado…

– ¡Usted no ha entendido nada! Vamos a tener que purificar esta sala, desprende mal karma y está contaminando al resto de compañeros… indudablemente este no es el curso que necesita, le vamos a pasar a otro curso.

Y me mandan a otro aula, “El buen rollo en la resolución de conflictos y… la boca con jabón”. Aquí un joven me explica que su técnica paulocoelhiana de enfrentarse a los sinsabores de la vida y canalizar la ira es a través de la expresión artística… la pintura, la escultura, la música…

– ¿Tú practicas alguna de estas disciplinas, Alfonsas?

– Hombre yo ahora estoy haciendo mis pinitos en prosa poética.

– A ver, improvisa algo, ponte en situación, los pequeños diablillos a vuelto a tu casa, esta vez les estás esperando y quieres explicarles las cosas.

– Puff, así a botepronto, venga lo intento… Ejem, um, eehhhh, sh, shi, si vienes a mi casa para faltarme al respeto, perdóname si desde el cariño me cago en todos tus muertos, deseando para ti, y los tuyos, desgracias y muchos males, y dolorosas dolencias para vuestros genitales. Que en tu tele solo sintonices al jodido Bob Esponja, que la chica que más te guste se acabe metiendo a monja o de Esperanza Aguirre se tatúe la cara en un seno, y en el otro la de Monchito, Rockefeller, Macario y hasta la de Jose Luis Moreno. Que la declaración de la renta te la haga Ana Torroja y que te salgan los hijos igual que a Isabel Pantoja. ¿Qué, cómo se te ha quedado el cuerpo?

En ese momento descendió Paolo Coelho por la chimenea, todo de negro sobre fondo blanco, venía llorando desconsoladamente, me pegó dos hostias a mano abierta y entre fuertes imprecaciones, me sacó de las orejas de “su casa en Madrid”… yo en la puerta me recompuse y le dije muy serio:

– Te voy a decir una cosa Paulo Coelho, me gusta mucho más tu actitud en persona que en las citas del Facebook, cabronazo… ¡venga ese abrazo, tunante!

Buen fin de semana amigos, que la fuerza os acompañe.

Photo Credit: JD Hancock

3 comentarios en “Pequeños bastardos, karma… y la boca con jabón.

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